La dicha de ser influencer: luces, sombras y realidad

La dicha de ser influencer: luces, sombras y realidad

 

Es cierto que ser influencer suena como un sueño hecho realidad: trabajar desde casa, viajar, recibir productos gratis... Pero la realidad no siempre es tan dorada. Se proyecta que para 2024 los influencers generen un mercado de 35 mil millones de dólares a nivel global. No es raro que los niños de la Generación Alfa sueñen con ser influencers o YouTubers, pero, ¿es realmente viable?

Pese a la imagen de lujo que rodea a esta profesión, la vida de influencer está llena de retos que pocos ven. Por ejemplo, muchos influencers ganan menos que el salario mínimo a pesar de la cantidad de seguidores que tienen. Y hablando de seguidores, ¿sabías que muchos compran seguidores falsos? De hecho, se estima que un porcentaje significativo de los seguidores de influencers son falsos. Esto crea una percepción de “éxito” que muchas veces no se traduce en ingresos reales o en influencia efectiva.

Un buen ejemplo es el caso de Ari, una creadora con 2.6 millones de seguidores que no logró vender ni 36 camisetas cuando lanzó su propia línea de ropa. Y eso es porque tener seguidores no siempre significa tener una audiencia comprometida. Es un mundo en el que, aunque se inviertan millones, el retorno real para los influencers individuales puede ser bastante desigual.

También hay que hablar de la presión que se siente al vivir de tu imagen y relevancia en redes sociales. Los algoritmos, esos misteriosos códigos que deciden qué publicaciones se muestran y cuándo, son poco claros y extremadamente volátiles. Si no logras mantenerte relevante, el algoritmo puede relegarte al olvido, afectando directamente tus ingresos. Y todo esto se traduce en algo que muy pocos cuentan: ansiedad, agotamiento, y una lucha constante por mantener la visibilidad.

Y claro, la desigualdad también está presente. En muchos países, los estudios muestran una brecha salarial significativa entre influencers de diferentes orígenes étnicos, reflejando cómo los problemas sistémicos también se replican en el mundo digital.

Entonces, ¿es viable ser influencer? Claro, pero no es fácil. Requiere constancia, autenticidad y trabajo duro. No basta con tener seguidores; se necesita una conexión real con la audiencia. Como empresas, no podemos ignorar la fuerza de los influencers; es una tendencia en alza que debemos usar a nuestro favor. Pero también hay que ser conscientes de los riesgos y las dificultades que conlleva. La industria está llena de oportunidades, pero también de sombras.

¿Quieres ser influencer? Entonces debes estar listo para enfrentar un camino menos glamoroso del que parece, pero lleno de posibilidades si se hace con auténtica pasión. Y como siempre, la clave está en la autenticidad, la constancia, y el contenido de valor.

¿Qué opinas de todo esto? ¿Tú quieres ser influencer o prefieres otro camino? Déjanos tu opinión y síguenos en Comunidad Influencers para más contenido como este. ¡Nos vemos!

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